INTRODUCCIÓN
«Un cÃnico es un hombre que conoce el precio de todo y no da
valor a nada.»
OSCAR WILDE
EL TALENTO ES UNA MONEDA
Está ampliamente demostrado que invertir en tu propio talento
es la actividad más rentable que existe. El economista George Psacharopoulos ha
demostrado que invertir en educación genera beneficios anuales de entre el 10 %
y el 25 %. Art Rolnick y Rob Grunewald, del Banco de la Reserva Federal de
Minneapolis, han evaluado el retorno de la inversión en desarrollo del talento
en el 16 % anual, lo que significa en la práctica que por cada euro invertido
se obtienen ocho. En relación con el desarrollo del talento, el premio Nobel de
EconomÃa James Heckman ha insistido en la existencia de «cÃrculos virtuosos»
(aprender cada vez más) y «circulos viciosos» (depreciar continuamente el
talento), asà como en el hecho de que buena parte de la desigualdad (salarial,
económica, social) proviene de diferencias de aprendizaje. Raghuram Rajan, que
fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional de 2003 a 2007 y es autor
del libro Grietas del sistema, asegura que en los momentos actuales de
desarrollo tecnológico y globalización es imposible alcanzar un alto nivel de
vida sin poseer grandes capacidades.
UNA MONEDA QUE FLUCTÚA
Hay una enorme paradoja en relación con el talento. La
profesora de la Universidad de Stanford Carol Dweck, que lleva más de cuatro
décadas analizando en qué consiste el talento, nos enseña que la mayor parte de
las personas tienen una mentalidad fija en esta cuestión: «Se tiene o no se
tiene». Según Carol Dweck, «las personas con mentalidad fija creen que sus
cualidades básicas, como la inteligencia o el talento, son rasgos fijos. Que tienen
una cierta cantidad de ellas, y listo. Se esfuerzan todo el tiempo en demostrar
que son inteligentes o talentosas, que son ganadoras y no perdedoras. Tratan de
que nadie advierta sus deficiencias, y se amargan si sus aptitudes no son reconocidas
de la manera en que ellas piensan que merecerÃan». Por el contrario, las
personas con mentalidad de crecimiento «son las que creen que sus cualidades
básicas pueden cultivarse mediante el esfuerzo y el aprendizaje. Buscan
experiencias que impliquen desafÃos, con el objeto de que sus aptitudes
evolucionen a un nivel superior». La clave es, por tanto, considerar el talento
desde una mentalidad de superación, de mejora, de desarrollo, de aprendizaje.
En palabras de Dweck: «Las personas con una mentalidad de crecimiento son
mejores padres, profesores, jefes, compañeros y amigos. Creen que las personas
pueden crecer y, por lo tanto, son mejores para estimular el crecimiento y el
aprendizaje en los otros». ¿Por qué se valora tan poco el esfuerzo? Porque menos
del 20 % de la población posee una auténtica mentalidad de superación; más del
80 % asume totalmente o en gran parte la mentalidad fija (también respecto al
talento se aplica la regla de Pareto del 80/20). De nuevo en palabras de Carol
Dweck: «Cuando los padres o los docentes elogian la inteligencia de un chico en
lugar de su esfuerzo o sus estrategias, le están enseñando una mentalidad
fija».
En el Evangelio según San Mateo (13:12) podemos leer, como
conclusión de la parábola de los talentos: «A todo el que tiene, más le será
dado, y tendrá abundancia, mientras al que no tiene se le quitará hasta lo poco
que posee».
El talento se aprecia o se deprecia, pero nunca se mantiene
constante. El sociólogo de la ciencia Robert K. Merton llamó «efecto Mateo»
(por el versÃculo de la Biblia) a este circulo virtuoso o vicioso. El profesor
Jorge Jiménez RodrÃguez, de la Facultad de PsicologÃa de la Universidad de
Granada, explica el «efecto Mateo» como «el aporte de una mayor cantidad de beneficios,
tanto materiales (económicos y otros recursos, premios) como inmateriales
(privilegios, consideraciones, confianza, poder, fama), por el hecho de tener el
máximo valor en un determinado parámetro que se considera relevante. Se sitúa
en la primera posición de una determinada clasificación o categorÃa de ámbito
local, regional, nacional o global. Como consecuencia de ser calificado como el
mejor, resulta el más beneficiado, sobrevalorado y, frecuentemente, eclipsa al
resto». Por el contrario, «se reducen o anulan los beneficios de cualquier tipo
a las personas o entidades que menos valor poseen de un determinado parámetro
que es considerado como relevante. En muchos casos se generan procesos de
marginación porque la consideración de estas personas o entidades cambia cuando
se perciben como situadas en los últimos escalones de la clasificación. Con
frecuencia, se observa que quedan muy por debajo de lo esperado considerando
los recursos con los que contaban al principio. En el caso extremo, el que menos
tiene es despojado de lo suyo, que paradójicamente se entrega al que más
tiene».
En 1993, la historiadora de la ciencia Margaret Rossiter
acuñó la expresión «efecto Matilda» (en honor a la activista Matilda J. Gage),
como corolario del «efecto Mateo», para denunciar la situación social de las
mujeres cientÃficas que reciben menos crédito y reconocimiento por su trabajo
que sus compañeros varones.
¿Creces o decreces? Tú decides. José Mourinho lo tiene muy
claro.
«Mourinho es un entrenador cercano. Siempre intenta mejorar
y está encima de nosotros, corrigiendo los errores y alentándonos cuando lo hacemos
bien.»
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